lunes, 23 de mayo de 2011

Mis ojos se abren a los idiomas de la muerte


Mis ojos se abren a los idiomas de  la muerte
 el día de la Luz en tus manos es un número rojo  que causa risa solo en el sueño

Tu cuerpo en quietud plena ya no alcanza mis orillas. ¿A dónde voy sino al abismo verde de tu palabra muerta?

Ninguna parte  son mis pies, a ninguna hora mis manos escriben y la nada asciende en noches de caracol, en la angustia lejos del mar, lejos, del mar lejos en tormenta.

La luz de mis ojos  ya no la retienen los espejos  divago como una ausencia ancestral en la memoria del tiempo, ¡mi nombre  borrado antes de que la tinta humedezca el papel!

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